OFICINA REGIONAL DE ONUSIDA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
La estrategia de ONUSIDA pretende seguir progresando a nivel mundial en el camino hacia los objetivos de acceso universal a los servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo relacionados con el VIH, así como para detener y reducir la propagación del virus y contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015.
La estrategia, adoptada por la Junta Coordinadora del Programa en diciembre de 2010, está diseñada para situar la respuesta al VIH dentro del nuevo contexto global. La respuesta al sida es una inversión a largo plazo y la intención de la estrategia es revolucionar la prevención del VIH, catalizar la próxima fase del tratamiento, la atención y el apoyo, y progresar en la realización de los derechos humanos y la igualdad de género.
Objetivos de la estrategia de ONUSIDA para 2015:
La estrategia de ONUSIDA es una hoja de ruta para el Programa Conjunto con objetivos concretos que señalan los hitos en el camino hacia la visión de ONUSIDA de "Cero nuevas infecciones por el VIH. Cero discriminación. Cero muertes relacionadas con el sida".
La estrategia estará respaldada por un nuevo presupuesto integrado y marco de rendición de cuentas. El marco hará operativa la estrategia, movilizará y asignará recursos para su aplicación, evaluará los progresos e informará sobre los resultados.
Objetivos para 2015:
Reducir a la mitad la transmisión sexual del VIH, también entre los jóvenes, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y en el contexto del comercio sexual
Acabar con la transmisión vertical del VIH y reducir a la mitad la mortalidad materna relacionada con el sida
Evitar que se produzcan nuevas infecciones por el VIH entre los usuarios de drogas.
Proporcionar acceso universal a la terapia antirretrovírica a las personas seropositivas que reúnen las condiciones para recibirla,
Reducir a la mitad las muertes a causa de la tuberculosis entre las personas que viven con el VIH
Garantizar que las personas seropositivas y los hogares afectados por el virus se incluyen en las estrategias de protección social nacionales, y que tienen acceso a servicios básicos de atención y apoyo.
Reducir a la mitad el número de países que aplican leyes y prácticas punitivas en torno a la transmisión del VIH, el comercio sexual, el consumo de drogas o la homosexualidad
Eliminar las restricciones a la entrada, la estancia o la residencia relacionadas con el VIH en la mitad de las naciones que las aplican
Garantizar que al menos la mitad de todas las respuestas nacionales al VIH atienden las necesidades relacionadas con el virus de mujeres y niñas
No tolerar la violencia basada en cuestiones de género.
Cada día, más de 7.000 personas contraen el VIH. Es crucial que se lleve a cabo una revolución en materia de política, medidas y prácticas de prevención, lo que se puede lograr motivando a los políticos para que se comprometan, e impulsando la evolución de los movimientos sociales relacionados con la sexualidad, el consumo de drogas y la educación sobre el VIH para todos, bajo la dirección de personas que viven con el VIH, comunidades afectadas, mujeres y jóvenes. También es esencial que se determinen los focos de la epidemia, sobre todo en las megalópolis, así como que se garantice el acceso igualitario a programas de prevención del VIH de alta calidad y rentables que prevean la integración rápida de los avances científicos.
En 2009, murieron 1,8 millones de personas por causas relacionadas con el sida. Se puede conseguir que todos aquellos que necesitan tratamiento tengan acceso a él utilizando regímenes de medicamentos y sistemas de suministro más sencillos, asequibles y eficaces. Además, establecer más vínculos entre los servicios de terapia antirretrovírica y los de atención primaria, materna e infantil, así como con los de tuberculosis y de salud sexual y reproductiva, reducirá más los costes y contribuirá a aumentar la eficacia de los programas. Por otra parte, al mejorar las capacidades relacionadas con el registro rápido de los pacientes, se ampliará el acceso a los medicamentos, así como las competencias de los países para utilizar las flexibilidades del acuerdo sobre los ADPIC. También deben reforzarse los servicios de apoyo nutricional y de protección social destinados a las personas que viven con el VIH, incluidos los huérfanos y los niños vulnerables, por medio de transferencias sociales y económicas, y de la expansión de los regímenes de seguridad social.
Los contextos legales y sociales que no ofrecen protección frente al estigma y la discriminación, o que no facilitan el acceso a los programas relacionados con el VIH siguen obstaculizando el acceso universal. Los países deben hacer más esfuerzos para concienciar sobre los derechos humanos relacionados con el VIH y protegerlos, incluidos los de mujeres y niñas; instaurar entornos legales que protejan a las personas seropositivas y a los grupos de población más expuestos a contraer el virus; y garantizar que las comunidades con más carencias y más vulnerables reciben cobertura del VIH. Además, las personas seropositivas y las más expuestas a la infección deberían conocer sus derechos relacionados con el virus y recibir apoyo para poder defenderlos. También se deberían realizar muchas más inversiones para abordar los vínculos entre la vulnerabilidad al VIH, las desigualdades entre géneros, y la violencia contra mujeres y niñas.
LLEGAR A CERO - Estrategia 2011-2015
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